Ayer vi la procesión del Corpus Christi. Presidiendo iba el señor obispo bajo palio. Tras él, la corporación municipal y los comulgantes vestidos de marineritos y princesas. Los hijos de los concejales y los empresarios llevaban las cintas de los estandartes que encabezaban la comitiva.
Hay que ver con que porte representaban a sus padres. Mientras los hijos de la chusma se reían y saludaban a todo el mundo, la futura generación de poderosos procesionaban con una dignidad impresionante para su edad. Hay que ver como la buena enseñanza privada despierta en los jóvenes la dignidad y el saber estar propios de su clase.